diumenge, d’octubre 24, 2010

Festes Majors del 20 al 29 de setembre de 1953 IV

El Calvario de Penáguila

(AD. Valero Carbonell con simpatía y respetuoso afecto)

Amablemente invitado para colaborar a vuesra publicación de Fiestas, acepto gustosísimo, surgiendo de mi modo espontáneo éste para mi atrayente tema.

Viejas crónicas familiares me han dado a concer el interés que los penaguilenses de otras épocas, han mantenido por el cuidado y conservación del calvario. Si yo dispusiese de bien cortada pluma y de suficiente inspiración, contar debiera aquí, las bellaszas de tan bellísimo rincón de vuestra Villa, pero al no ser la persona más indicada para ello, desisto, pero no sin ahceros partícipes de algunas ideas que a forma de inquietudes vienen a mi pensamiento, pretendiendo únicamente con estas líneas estimular a quien puede hacerse eco de ellas.

Da verdadera pena ver lo descuidado que teneis el calvario. Os noto despegado de él, y ¿no os duele su actual estado de conservación?

Vuestros padres y abueos, ¿cuántos de vosotros no quisieraís tenerlos a vuestro lado?, ellos si vivieran no consenstirían que los restos de aquellas preciosas estaciones del Vía-Crucis rodando vayan unos por los cercanos bancales de labor, sirviendo otros de asiento a los paseantes, y sin cumplir la alta misión para que fueron construidos: servir de guarda y ornato a los mosaicos representativos de las estaciones del Via-Crucis.

Quieo imaginarme idealmente transportado a los días de Semana Sana, cuando Aitana os obsequia con sus frios ventarrones, y os veo a todos subir devotamente las cuestas del Calvario rememorando las penalidades que el salvador sufrió en los amargos días de su Pasión, y al rezar ante las toscas crucecillas de madera actuales, algunas de ellas francamente deterioradas, ¿no se le ocurre a nadie levantar de nuevo las antiguas estaciones que tan patente muestra eran de vuestra religiosidad?

Somos depositarios de las tradiciones que heredamos de nuestros antepasados y faltamos a su memoria permitiendo esa demolición progresiva de lo que es más fuerte muestra externa de vuesra fé e indudablemente el más bello rincón de Penáguila.

Porque no habéis de olvidar este otro aspecto de la cuestión; podeis ver como lentamente va aumentando la colonia veraniega y toda ella señala de bien patente manera su predilección por el calvario. Y esa colonia, si mantiene su creciente progresión, puede ser fuente de riqueza para todos; atraidos por las naturales bellezas de esta Villa y por la simpatía y afabilidad de sus hijos ellos serás los mejores heraldos de vuestra hospitalidad.

Por todo ello quiero exponeros unas ideas por si las estimais aprovechables. En primer lugar fijemos un pensamiento fundamental: para la próxima Semana Santa del 54 ha de estar en marcha el arreglo de las estaciones del calvario, que habrá de terminarse en el plazo máximo de un año. Se dispone la Iglesia a celebrar el centenario de la proclamación, por S.S. Pio IX, del dogma de la Inmaculada Concepción de la María Santísima, y los penaguilenses podríamos ofrecerle este acto de amor y reparación a su Divino Hijo.

¿Cómo? Vereis. Hemos de levantar de nuevo los casilicios de las estaciones. Para ello se ha de construir un pequeño grupo director de la reconstrucción que se haga eco de las sugerencias y canalice todos los entusiasmos. Pensad a quien nombrais, pues, del acierto en la elección dependerá en gran parte el éxito.

Deben aprovecharse las antiguas piedras hoy diseminadas por los bancales, labor de acopio que puede realizarse por voluntaria prestación personal. Los que recordeis como eran las antiguas estaciones podeis entonces saber cuantas piedras faltan y se podría hacer el presupuesto de canterí. Se investiga luego el importe de los azulejos, rejas y cruces de hierro que cada estación ha de llevar; conocido el total importe dle material, añádase la mano de obra que dada la índole de la misma no sería descabellado suponer pequeño. Todo ya valorado, el coste de las estaciones podría ser sufragado de la siguiente manera: cada estación ha de tener su patronazgo distinto, una, el Ayuntamiento, otra la comunidad de regantes otra los sindicatos, otra por alguna cofradía o asociación religiosa que haya, otra los niños de la escuela, otra las niñas, y las demás podrían ser apdrinadas por familias que tuviesen gusto en ello, siempre desde luego con la norma de que todas han ser exactamente iguales a las que antes había, al objeto de que los elementos oranmentales no pierdan l aunidad con que fueron trazados.

Creo inncesario deciros que podeis contar con mi ayuda para cuantas gestiones y encargos necesiteis y que en honor de la memora de al que fué ilustre penaguilense Doña Carmen Giner Mullor, se hará nuestra familia cargo del arreglo de una de las estaciones.

Recabemos del Excmo. y Rvdm. Sr. Arzobispo de Valencia, la bendición y protección para nuestro proyecto, y así de ese sencillo modo vereis de nuevo levantado el Via-Crucis que será vuestro orgullo y satisfacción.

Y más tarde, con la necesaria calma, se irá realizando toda la labor complementaria de ornamentación del camino del calvario. Quizás convenga variar de sitio la primera estación, que hoy por su proximidad a la era y a la carretera, lugar parece más de labor y solaz que de tranquilo recogimiento; en las replazas que forman las vueltas del camino, podrían instalarse rústicos bancos de piedra; deben limpiarse y cuidarse los márgenes, incrementando la expontánea repoblación forestal; se vigilará la invasión de las tierras de labor sobre el camnio; se impedirá, con todo el rigor de la Autoridad, el paso y arrastre de cargas por caballerias y se evitará, por encima de todas las cosas, el innecesario desmoche de los arboles, siempre justificado, pues vosotro labradores mejor sabeis que nadie, lo muy poco que cuesta de destrozar y los años que cuesta criar. Teneis en el calvario maravillosos e insustituibles ejemplales de árboles que han costado muchísimo de aclimatar y duele verles ahora podados "al rape".

Sería para mi una gran satisfacción saber que esta llamada no acen en el vacio. Mi ilusión es que estas líneas sirvan de estímulo, en primer lugar al Rvdo. Sr. Cura, luego al Concejo Municipal, y a mis queridos compañeros los maestros nacionales de la Localidad y en general a Penáguila entera que así podrán exaltar la memoria de sus mayores, restituyendo al calvario, la fisonomia que nunca debió de perder.


José María Espinosa Feijó
(Catedrático Director del Instituto Nacional de Enseñanza Media de Requena)