Descripción de los Festejos
Día 26 de Septiembre de 1893
No entraremos a detallar los actos de la fiesta de este día, por hallarse en un todo ajustados a los del día anterior. Solo hay que hacer excepción de la solemne y brillante procesión que se verificó al anochecer, como también advertir que ofició en la misa D. Cándido Guardiola, Cura que fué de esta parroquia, que se cantó la misa de Gounod, dirigida por le mismo señor Jordá y ocupó la Cátedra Santa D. Agustín Cavero, Canónigo de la Colegiata de Alicante.
El acto más sublime, tierno y conmovedor de todas las fiestas, tiene lugar al anochecer de este día. En él revelan los hijos de esta villa, del modo más ostensible, el inmenso amor que profesan a la Virgen, acudiendo a la Iglesia con sendos blandones y con el semblante más risueño, para acompañar con religioso entusiasmo a la Imagen, en su tránsito por las calles de la población. Llegada la hora deseada y principia a organizarse la procesión, lo que cuesta bastante conseguir por el afan que todos tienen de ir lo más cerca posible de la mejor de todas las madres, pero al fin se consigue y se logra que la Virgen, llevada sobre ricas andas, se muestre al público en la puerta de la Iglesia. Sonar la Marcha Real con el vuelo general de campanas; encender infinitas luces de bengala; salir por los aires bastantes aerostatos; cien cohetes voladores a la vez con bombbas que esplotaron en el espacio; arrojarle a la Virgen multitud de palomas y un sinnúmero de poesías, todo fue obra del momento; instantáneo. Tal impresión produjo este acto en los espectadores que, conmovidos ante tan rápida y estruendosa manifestación de afecto, derramaron todos ellos lágrimas de ternura, emocionados por el magnífico cuadro que ante sus ojos acababa de pasar. Sigue adelante la procesión y por donde pasa la Virgen no se vé más que una ovación contínua de religioso entusiasmo. En su tránsito siempre va alumbrada con luces de bengala arrojándole desde los balcones palomas, coronas de flores y una lluvia de poesía; y si brillante fue su aparición en al puerta y triunfal su paso en el trayecto que recorrió la procesión, no fué menos brillante su entrada en el Templo, en donde asombrosa iluminación esperaba a la que consideramos como nuestra Excelsa patrona, produciendo agradabilísimo efecto en cuantos pudieron presenciarla, pues no todos pudieron gozar de este bellísimo panorama, por resultar imposible la entrada en la Iglesia a la inmensa multitud de personas que a sus puertas se agolpaba.
Se cantó una salve a toda orquesta y dieron fin las funciones religiosas en el presente Centenario. Por la noche hubo también castillo de fuegos artificiales preparado por Lorenzo Ivañez, pirotécnico de esta localidad, como también magnífica iluminación a la veneciana.
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