diumenge, d’octubre 30, 2011

Novena de la Virgen del Patrocinio III


SEGUNDO DÍA



            Piadosísima Virgen María, milagro de la divina omnipotencia, refugio seguro de todos los pecadores, consuelo universal de los afligidos, y oficina prodigiosa de las maravillas de nuestro Dios, que mirando por tus hijos, los amparas, los socorres y defiendes de toda adversidad, apareciendo como Ciprés en el monte Sión, a cuya visita, olor y suavidad, se ahuyentan las serpientes más venenosas, manifestando a todos que se remonta más a los cielos cuando se mira sobre las cumbres más solitario: separad mi alma, amantísima Madre mía de los riesgos y peligros, de las vanidades y soberbias del mundo, y dadme alas de paloma para volar y descansar en la soledad, donde el Señor le habla sin impedimento alguno al corazón, para que retirado de los tratos y comercios de las criaturas, solo trate y comunique con Dios, y empleada mi voluntad en la observancia de su santa ley, la medite de día y de noche sin cesar, y me dedique a imitar tus acciones, para asegurar tu celestial favor, y el verme libre de todos los asaltos de lucifer, y caminando de virtud en virtud, consiga la dicha de ver al Dios de los Dioses en la celestial Sión, por todos los siglos de los siglos de la eternidad. Amén.

Trasllat de la Verge del Patrocini a l'Altar Major.

diumenge, d’octubre 23, 2011

Novena de la Virgen del Patrocinio II


AVE MARÍA



INTRODUCCIÓN





            Hincado de rodillas delante de una Imagen de María Santísima, y hecha la señal de la cruz, se dirá el siguiente



Acto de contrición.



            Rey supremo de la gloria, mi amantísimo padre y Señor mío Jesucristo, que por las entrañas de tu infinita misericordia visitaste a tu pueblo escogido, y naciendo de la piadosa, dulce y siempre Virgen María, cargaste con todos los pecados del mundo, y lo redimiste copiosamente con tu sangre preciosísima, dejando abiertas las puertas del cielo y cerradas las del abismo: por esta gran caridad, Señor, por aquella bondad incomprensible que constituye tu mismo ser, y porque os amo más que a todas las cosas que pueden amarse dignamente, me pesa rey mío, padre mío y Dios de mi alma de haberos ofendido, y propongo firmemente, con vuestra divina gracia, el enmendar mi vida y llorar amargamente mis culpas, y espero de tu inmensa piedad una indulgencia plenaria de todas ellas para cantar eternamente tus misericordias en la celeste patria. Amén.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS



         Reina esclarecida de todas las jerarquías, flor hermosa de los campos, azucena candidísima de los valles, torre prodigiosa de David, castillo fortísimo de la fe, muro inexpugnable de los hombres y divino escudo que los defiende, yo os adoro, os venero y os reconozco por Reina y Señora de todo lo visible e invisible, por ser madre dignísima de nuestro Dios, y por lo mismo te admiro, dulcísima María, tesorera de las divinas gracias, limosnera mayor del Rey y supremo de la gloria, desempeño de todos los mortales, y segura ciudad de refugio, donde hallan consuelo todos los fieles que se acogen y recurren a tu divina protección, como lo canta todo el pueblo cristiano; siendo continuamente el arco iris que desvanece las tempestades, la nube maravillosa que franquea abundantes aguas en los tiempos oportunos, la vara portentosa que nos defiende de todos los infortunios y adversidades, y el trono soberano de las gracias, que dispensas incesantemente a todos los que finamente te invocan. Para inclinar, señora y amantísima Madre nuestra, excelsa piedad a la gloriosa continuación de tu notorio y reconocido Patrocinio, te ofrezco rendidamente todo mi corazón, toda mi alma, todos mis sentidos, todas mis potencias, con todas las acciones meritorias que practicaré en este devoto Novenario, esperando que me alcances de la clemencia de tu dulce Hijo una viva fe, firme esperanza y ardiente caridad, con el resto de las demás virtudes, para que sirviéndole con toda perfección por toda la carrera de mi vida, consiga felizmente su bendición eterna, y ahora lo que deseo y pido en esta santa Novena, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma. Amén.



ORACIÓN PARTICULAR PARA

EL DÍA PRIMERO



            Poderosísima Virgen María, estrella hermosa de Jacob, luna perfectísima llena de virtudes y santidad, norte seguro de los cielos, y aurora maravillosa que anuncia al divino sol de justicia Cristo, Dios nuestro, que brillando tus divinas luces en el firmamento de la Iglesia, alumbras a los ciegos infieles que están sentados entre tinieblas y espantosas sombras de la muerte, ocasionada por las culpas, y piadosamente los guías como columna de fuego en la noche tenebrosa de sus maldades, hasta que resplandece el claro día de la gracia, y nace en sus corazones el lucero más divino de los cielos; siendo exaltada como Cedro elevado en el monte Líbano para crédito sin  igual de la altísima dignidad de Madre de Dios, y de tu admirable Patrocinio en beneficio de todos los hijos de Adán: alcanzadme, soberana Virgen María, por tu excelsa piedad, por aquel poder absoluto que reconoces en los cielos y en la tierra, y por aquella gracia singularisísima que te dispensó el Señor, nombrándote Madre del linaje humano, que me ilumine aquella divina luz, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, y no me falte tu brillante resplandor en toda ocasión, para que desterradas las tinieblas y sombras del pecado, que puedan ofuscar a mi alma, vea claramente la luz del cielo, y no pierda de vista el norte que me ofrece tu Patrocinio para celebrar tus misericordias en el monte santo de la gloria. Amén.



            Dicha la segunda oración, se rezará tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri, en reverencia de la Santísima Trinidad, que eligió a María Santísima para consuelo y Patrocinio general de todas las criaturas.



ORACIÓN QUE TODOS LOS DÍAS

SE DIRÁ EN EL ÚLTIMO LUGAR



            Soberana emperatriz de los cielos y de la tierra, Hija primogénita del Padre, Madre dignísima del Divino Verbo, esposa fidelísima del Espíritu Santo, espejo sin mancha, imagen perfectísima de la bondad de Dios, gloria inmortal de Jerusalén, alegría imperdonable de Israel, y honra indecible de nuestro pueblo, postrado humildemente a vuestros divinos y soberanos pies, os suplico con el mayor rendimiento y veneración, que usando de tus antiguas misericordias, mires por esta patria y favorezcas en todo tiempo y lugar a los que buscan tu Divina protección: y supuesto, Madre supercelsa, que eres poderosa en el cielo, donde triunfas gloriosamente como Reina; poderosa en el paraíso, donde quebrantaste la cabeza a Lucifer; poderosa en el infierno, de cuyo lugar tenebroso preservas la caída de innumerables criaturas; poderosa en el purgatorio, de donde sacas infinitas almas de cautiverio; poderosa contra todos los males de cuerpo y alma, y poderosa contra todos los enemigos así visibles como invisibles; ejercitad continuamente para consuelo y desempeño glorioso de tus hijos; y conseguid Madre y abogada nuestra, de la infinita piedad de nuestro Dios y Señor, el perdón de nuestros pecados, la perseverancia para los justos, la exaltación de nuestra santa fe católica, una paz general entre los reyes y príncipes cristianos, la conversión de los infieles y herejes al gremio de nuestra Santa Iglesia, la salud para los enfermos, el consuelo y resignación para los cautivos y encarcelados, el descanso para las almas del purgatorio y todos los socorros que verdaderamente necesitamos: y colocadme a mí, reina soberana, bajo la sombra de tus divinas alas, para que disfrutando tu favor todos los que celebran tu santo Patrocinio, vivamos consolados en este miserable destierro, y después te veamos gloriosamente colocada, como Reina de todo lo criado, a la derecha de tu dulce Hijo, que vive y reina con el Padre, en unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.



            Ahora levantado el corazón a Dios, le pedirá cada uno por el real Patrocinio de María Santísima, aquella gracia o favor que desea conseguir en esta Novena.



            Hecha la deprecación, se dirá la Salve, y también se podrá decir la siguiente



ANTIPHONA.



Snb tuum praesidum confugimus, etc.

Ora pro nobis, etc.

Ut digni efficiamur, etc.







OREMUS



         Protege Domine famulos tuos subsidiis pacis, Beatae Mariae Semper Virginis Patrocinio confidentes, a cunctis hostibus, periculis redde securos. Per Cristum Dominum nostrum. Amen.



            Protege Señor a tus siervos con el auxilio de la paz, y protégenos de todos los enemigos y peligros, por el Patrocinio de la bienaventurada Virgen María. Por Cristo nuestro Señor. Amén.



            Todos los días se practicará lo mismo, a excepción de la Oración particular de cada día.


diumenge, d’octubre 16, 2011

Novena de la Virgen del Patrocinio I


Virgen del Patrocinio

Patrona de Penàguila

La novena es un ejercicio de carácter religioso que tiene como finalidad alcanzar alguna gracia realizando la práctica religiosa durante nueve días de forma pública o privada. En muchas poblaciones consiste en los preparativos para celebrar las fiestas patronales del municipio ensalzando en oraciones a la imagen a la que va destinada.
Hay novenas dedicadas a Nuestro Señor, al Espíritu Santo, como también a la Virgen María o a los santos. La sucesión de nueve se referirse por lo general a días consecutivos (Ej.: nueve días previos a una fiesta). Pueden ser nueve días específicos de la semana o del mes (Ej.: nueve primeros viernes). Algunas novenas tienen una larga tradición asociada con la devoción a un santo o a una promesa recibida en revelación privada. (http://www.corazones.org/)
En el caso de Penàguila, la primera referencia escrita que encontramos de la Novena a la Virgen del Patrocinio, es en el pequeño libro confeccionado en 1853 por el padre Joaquín Ripoll y Fenollar. No obstante, en la actualidad es una práctica religiosa que se ha dejado de llevar a cabo en Penàguila de forma público, pero no a nivel particular.

De este modo, cada domingo de la semana se irá publicando un día de la Novena hasta alcanzar el noveno día, finalizando con los Gozos a la Virgen del Patrocinio.




NOVENA DE LA VIRGEN DEL PATROCINIO





INDULGENCIAS

Por varios ilustres señores obispos se hallan concedidas a todos los fieles devotos de esta portentosa y peregrina Imagen de María Santísima del patrocinio de la Villa de Penáguila las siguientes:

Por una Salve, seiscientos sesenta días. Por una Ave María, cuatrocientos  veinte. Por decir Ave María sin pecado concebida, ó Ave María gratia plena,  doscientos ochenta. Por cada verso de la letanía Lauretana, doscientos ochenta. Por cada expresión que usa la Iglesia en celebrar a esta dulce Reina, dos cientos cuarenta.

OTRAS CONCEDIDAS A SU PRECIOSO

y dulce Hijo Jesús.

Por un Padre nuestro ó Credo, doscientos ochenta días. Por cada verso del Miserere, doscientos cuarenta. Por decir Alabado sea el nombre de Jesús, ciento  sesenta. Por invocar su dulce nombre, ciento veinte. Por decir Jesu tibi sit gloria, etc. ciento sesenta. Por cada expresión de la Iglesia, celebrando el nombre de jesús, cuarenta.

Consta todo de sus decretos, que paran en el archivo del reverendo clero de dicha villa, a que me refiero.



            Han de tener la Bula de la Santa Cruzada.



NOTA



            Don Francisco Fenollar, capitán de los reales ejércitos del Señor Felipe IV Rey de las Españas, hijo dignísimo de la antiquísima Villa de Penáguila, situada en el reino de Valencia, deseando enriquecer a su amada patria con el mejor tesoro de los cielos, la remitió la milagrosa imagen de María Santísima, que hoy se venera en ella con el piadoso título del PATROCINIO, desde los confines del reino de Nápoles, donde la liberó del furor de los turcos, que tiranamente los invadían, según lo refiere la historia que se conserva en el archivo del reverendo clero de dicha villa; que consta que dicha imagen fue conducida por el mar, que se admiró tranquilo en una furiosa borrasca, que amenazaba el total exterminio de los navegantes con implorar el auxilio de este peregrino Simulacro, que felizmente los guió, y aparto a la ciudad de Denia, de donde fue conducida a Penáguila, cuyos moradores, entre otros beneficios que recibieron de su piedad, celebraron la libertad de una infeliz mujer que se hallaba poseída por el demonio, en el mismo día en que la santa imagen fue trasladada a la Iglesia mayor, en la que se mantuvo sin culto ni veneración por algunos años, colocada en el pavimento de una capilla, en la misma arca en que fue remitida, hasta que fue sacada en procesión general a instancias de un venerable eclesiástico, llamado mosen Pedro Pascual, que viendo anegada a las gentes en mares de tribulaciones por la sequedad de los campos, ríos y fuentes, que lastimosamente lloraban, sin que bastasen las rogativas que se hicieron a algunos santos, predijo el deseado riego de los cielos, usando en una junta general la siguiente expresión: Señores no se cansen en hacer rogativas, que no lloverá hasta que saquemos en procesión a la Imagen de Nuestra Señora, que está olvidada de todos en aquella capilla; cuyo presagio se cumplió efectivamente en el mismo día y hora en que salió la milagrosa Imagen de María Santísima en procesión. Este suceso maravilloso impelió poderosamente a todo el pueblo a que se le diese pública veneración en el año 1660, y que se colocase después en una magnífica capilla que devotamente se le construyó, en cuya obra se admiró el convertirse en inopinadamente las piedras en cal, que no esperaban de un horno que se fabricó, suspenderse los peñascos, que precipitados de la cumbre de los montes, amenazaban la muerte a los que prevenían los cantos para la capilla, librarse de un peñón formidable uno de los operarios, que por si acaso se cambió de lugar: con otros sucesos admirables, que por evitar prolijidad omito.



            Esta Novena resolví autorizarla con los elogios, encomios y epítetos con que celebra el Espíritu Santo las virtudes, gracias, glorias y grandezas de María Santísima en el capítulo 24 del eclesiástico, apropiando uno de los símbolos en la oración de cada día, para que los oradores evangélicos del suntuoso y plausible Novenario que anualmente celebra dicha villa, puedan determinarse a una idea que sea fija, de gusto y provecho.



            En todos los meses del año se puede hacer esta novena para que las almas recojan y disfruten los saludables frutos que abundantemente franquea por todos los meses el árbol de la vida María Santísima, Señora y Madre Nuestra, pero especialmente se practicará cuando la Iglesia celebre el real Patrocinio de esta Divina Princesa, dando principio o concluyendo el Novenario en el mismo día de la festividad, en que se gana indulgencia plenaria confesando y comulgando, y asistiendo a la misa mayor.



            Esta Novena está dispuesta de suerte, que se pueda hacer a todas las imágenes de la Reina de los cielos con todos los títulos que venera el pueblo cristiano para conseguir su amparo, favor y soberano auxilio, y cuando por algún impedimento no se pudiere celebrar, se realizará la Salve cinco veces por nueve días, que todo lo recibe amorosamente la Madre de nuestro Dios; y primero faltará el cielo y la tierra, que falte esta esclarecida princesa a todos los que la invocan con fina voluntad.